Combinando registros de episodios observados por el Telescopio Espacial de Rayos Gamma Fermi, con datos de radares en tierra y detectores de relámpagos, los científicos han completado el análisis más detallado de los tipos de tormentas involucrados.
"Hemos descubierto que cualquier tormenta puede descargar rayos gamma, incluso aquéllas que parecen ser tan débiles que un meteorólogo ni se fijaría en ellas", afirma Themis Chronis, Director del estudio.
Los estallidos, llamados Destellos de Rayos Gamma Terrestres (TGF de sus siglas en inglés), fueron descubiertos en 1992 por el Observatorio de Rayos Gamma Compton de NASA, que funcionó hasta 2000. Los TGF se producen inesperadamente, con duraciones de menos de una milésima de segundo, y siguen siendo muy poco conocidos.
Los científicos sospechan que los destellos de rayos gamma en la Tierra se producen en potentes campos eléctricos cercanos a las regiones superiores de las tormentas.
Las corrientes de aire ascendente y descendente dentro de las tormentas provocan choques entre la lluvia, la nieve y el hielo, haciendo que adquieran carga eléctrica. Normalmente, la carga positiva se acumula en la parte superior de la tormenta, y la carga negativa se acumula abajo. Cuando el campo eléctrico de la tormenta se hace tan intenso que rompe las propiedades aislantes del aire, se produce una descarga en forma de rayo.
Bajo las condiciones correctas, la parte superior de un rayo en el interior de una nube perturba el campo eléctrico de la tormenta en modo tal que una avalancha de electrones asciende a alta velocidad. Cuando estos electrones que se desplazan rápidamente son desviados por moléculas del aire, emiten rayos gamma y crean un TGF.
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